Carne de laboratorio: ¿pronto sobre el plato del consumidor? - Periódico EL Pais

Carne de laboratorio: ¿pronto sobre el plato del consumidor?

La carne sintética podría ser muy pronto una realidad en el plato de vegetarianos y veganos, además de ser una alternativa ecológica y saludable. Aunque aún es objeto de discusión, tiene buenas perspectivas de éxito.

La idea de crear carne artificial nació a comienzos del siglo XX. Pero no se trataba de producir un animal entero, sino sólo las partes que más se consumen. Fue el ex primer ministro británico Winston Churchill quien dijo, en 1932: “Deberíamos remplazar el absurdo de producir un pollo entero para comer la pechuga o el ala cultivando esas partes por separado a través de un medio adecuado”. Un concepto que, en esa época, se consideró -por motivos éticos- una locura absoluta. Pero en el futuro, el consumo de carne artificial podría convertirse en un estilo de vida.

El sabor es lo importante

La carne es, en primera instancia, tejido muscular. Para producir carne sintética es necesario reproducir células miosatélite, que son las células madres adultas encargadas del crecimiento muscular. Para que el tejido tenga una estructura fija, se entrena a las células con impulsos eléctricos, ya que, al no poder moverse, no son capaces de producir tejido muscular.

Un problema que se plantea en la producción de carne de laboratorio es el sabor, ya que las sustancias que lo determinan son ingeridas normalmente por el animal. En especial, el tipo de alimentación es el que da el sabor característico a la carne vacuna, de cerdo o de cordero. Por el contrario, el gusto de la carne sintética es neutral, por lo cual hay que agregarle saborizantes.

Un pollo in vitro de un millón de dólares

Ganadería in vitro: sólo se necesitan células madre.

La sociedad protectora de animales PETA (People for Ethical Treatment of Animals), de EE. UU., pagará un premio de un millón de dólares a quien produzca carne de pollo de laboratorio capaz de posicionarse en el mercado. La organización, fundada en 1980, convocó a participar de este concurso para fomentar la investigación del cultivo de carne, que se extiende hasta junio de 2012. Luego, el jurado, formado por 10 empleados de PETA, decidirá sobre la calidad de los productos sintéticos presentados.

Las calificaciones dependen de dos aspectos: el sabor de la carne artificial no debe diferenciarse del de la verdadera carne de pollo, y se la debe poder producir en cantidades aptas para la venta, además de poder ofrecerla en un mínimo de diez países a un precio competitivo.

Aumento del consumo de carne

Según expertos, el consumo de carne en el mundo se duplicará dentro de los próximos 40 años, lo que representa un enorme desafío para la ganadería y para el medioambiente.

Los protectores de animales exigen que se acabe con el maltrato a animales, pero las posibilidades para lograrlo aún son muy limitadas. Y, actualmente, se destina el 70 por ciento de las superficies cultivables al ganado, alrededor de un 25 por ciento de la superficie del planeta.

Algunos ecologistas afirman que, durante el proceso de digestión de, por ejemplo, los vacunos, se produce gas metano, un gas incoloro e inodoro que influye masivamente en el calentamiento global, ya que es, junto al dióxido de carbono, el vapor de agua, el dióxido de nitrógeno y el ozono, otro de los responsables del efecto invernadero.

Un aspecto adicional, y no menos importante, de la ganadería masiva es el alto consumo de agua, señalan expertos. Según el Instituto de Educación Hidrológica de la UNESCO (IHE), se necesitan unos 1.500 litros de agua para producir 100 gramos de carne de vaca.

Carne de laboratorio: ¿cuestión de imagen?

Cerca de un ocho por ciento de los alemanes son vegetarianos, confirma Harald Ullman, de PETA, basándose en estimaciones de organizaciones internacionales de vegetarianos. Luego de haber sido vegetariano durante cinco años –de 1981 a 1986- Ullmann es ahora vegano, es decir, que no sólo no come carne, sino tampoco ningún tipo de producto de origen animal, como el queso o los huevos. Y refiere que, hasta el momento, no ha sufrido de déficits alimentarios de ninguna clase.

Todavía está por verse si la carne de laboratorio encontrará aceptación en los consumidores. Seguramente “habrá problemas al comienzo”, opina el activista, ya que es normal que la gente tenga miedo a lo nuevo. Pero Harald Ullmann no duda de que, a largo plazo, la carne sintética será una opción válida para muchos. “Habrá que pulir un poco su imagen”, dice, y agrega que “tarde o temprano, será algo normal”. Sobre todo en lo referido a la ganadería masiva y a la alimentación con sustancias como antibióticos y preparados para mejorar el tejido muscular, la carne in vitro podría tener muchas ventajas.

Salchichas y hamburguesas sin carne

Carne artificial: ¿Podrá remplazar a un buen bife vacuno?

Aquellas personas que han elegido ser vegetarianas por motivos éticos cuentan hoy en día con un amplio espectro de productos para no tener que renunciar al sabor y a la consistencia, pudiendo dejar de comer carne. En Alemania, por ejemplo, se pueden comprar productos de soja u otros cereales en forma de salchichas, hamburguesas, y hasta cortes para asado y milanesas.

Entretanto, en tiempos en que se pone el acento en una buena alimentación –ya sea biológica, sostenible, ética o, sencillamente, sana- ya no hay innovación en el área alimentaria que pueda sorprender al consumidor. Y si hoy se remplaza un trozo de carne de vaca por uno de soja, ¿por qué mañana no podría hacerlo la carne sintética, sin que haya tenido que morir un animal para que podamos disfrutarla?

Autora: Lisa Conrad/ Cristina Papaleo
Editor: José Ospina Valencia

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