“Al deporte le debo todo lo que soy” Juan Pablo Saint Girons. Un argentino que triunfó en FAS - Periódico EL Pais

“Al deporte le debo todo lo que soy” Juan Pablo Saint Girons. Un argentino que triunfó en FAS

10926323_760006684094279_4722062760927646367_oEl 14 de octubre de 1940, en Rosario, Argentina, nace Juan Pablo Saint Girons, hijo de padre francés y madre argentina. Un niño que con tan sólo 7años empieza a jugar fútbol y no tarda en destacarse en las ligas menores. Tiempo después juega 3 años en el equipo Newell’s Old Boys, en la ciudad de Rosario, en el cual demostró su talento para el balompié hasta sus 18 años.

Con tan sólo 19 años (1960), viene a El Salvador a unirse a la plantilla de Club Deportivo FAS como delantero, siendo éste, el jugador extranjero más joven fichado por un equipo en la historia del fútbol nacional.

Fue El Salvador el único país donde jugó en las ligas mayores como profesional; dos temporadas en las cuales logró dos sub campeonatos con el equipo tigrillo.
Es en Santa Ana, dónde conoce a la mujer que le cambiaría la vida por completo y por la cual dejó para siempre el fútbol profesional como jugador y con la que después de 53 años de matrimonio, comparte 4 hijos y 7 nietos.

A los 22 años –a finales de 1961- deja las ligas mayores y se regresa a Argentina, donde trabaja como empleado de la banca.

Juan Pablo es un hombre sencillo de mirada profunda, que ama a su familia por sobre todas las cosas. Venir a El Salvador le trae muchos recuerdos por lo que espera tener la oportunidad de contactarse con algunos ex compañeros de equipo. Siempre se destacó por ser un jugador que jugaba con amor al conjunto que pertenecía.

¿Cómo llega Juan Pablo a jugar fútbol a El Salvador?
A Raúl Mirrales, lo contrataron para jugar en FAS, le piden un delantero que estuviera en actividad y justo estaba jugando en el Newell’s, habló conmigo, solicito el pase y me lo dan por 5 años y es así como vengo a jugar al FAS.

¿Quiénes eran sus compañeros?
Medina, Reynosa, Molina, Argumedo, Graniello, Marinaro, Castro, González, Pacheco, Miralles, Toledo, Berrios, Rodríguez, Saningo Soto, Pimentel, Katán Cubas, Leonel, Lobato, Pineda y Solís.

¿Qué significa para usted el deporte?
El deporte me enseñó a tener una disciplina permanente en todo sentido en cómo cuidar mi cuerpo, como tratar a la gente, el deporte significó para mí, mi vida, ya que si no hubiera jugado aquí, no me hubiera casado con la santaneca ya llevamos 53 años, 4 hijos y 7 nietos, una familia muy grande que me dio el deporte. Al deporte le debo todo lo que soy desde los 19 años en adelante

¿Qué sabia del fútbol salvadoreño cuando estaba en Argentina?
Del fútbol salvadoreño no tenía muchas noticias porque se hablaba de fútbol mexicano, lógicamente cuando se me dio la oportunidad de jugar en El Salvador, aunque no había internet, me preocupe de enterarme por otros medios de cómo se llamaban los equipos de primera división, porque no tenía idea y así me fui poniendo al día más o menos de los que era el fútbol salvadoreño.

¿Cómo veía su futuro futbolístico al llegar a El Salvador?
Vine con la intención de quedarme mucho tiempo en FAS, pero no fuimos campeones ninguno de los dos años y eso me jugó en contra, luego cuando me pongo de novio con una santaneca, su padre me pidió fue que volviera a Argentina que buscara un trabajo y que dejara el fútbol, si lo hacia él daba el consentimiento para el casamiento. Como en ese momento estaba muy enamorado y sigo, me fui; tuve propuesta para ir a jugar al Niza de Francia y al Montreal de Canadá, me fueron a buscar para llevarme, y seguí jugando al futbol, sin estar comprometido como profesional, sin contrato, sin viajar, pero fue por la promesa que le hice a mi suegro, yo le cumplí a él y él me cumplió a mí.

¿Qué significa para usted haber dejado el fútbol?
Para mí, fue lamentable por la edad, tenía como 10 años más mínimo de fútbol, hubiera ganado más dinero pero a todo eso se sobrepuso la promesa que yo había hecho con mi suegro, arrepentido de dejar el fútbol, desde el momento en que lo dejé.

¿Cuántos goles anotó y cuál es el que más recuerda?
13 goles en la tabla de posiciones me ganó por uno el Cariota Barraza de Águila. A mediados de un campeonato, en un partido que jugamos en Sonsonate con Leones, hice un gol de cabeza sobre la hora y ese fue el gol más lindo de mi carrera, un gol de cabeza.

¿Ha ido al estadio en sus visitas al país?
Sí, nosotros jugábamos en el antiguo estadio que era la mítica Finca Modelo, nunca jugué en el Quiteño, cuando entré a Santa Ana, me emocioné, ahí hice mis mejores partidos y digamos mi carrera profesional en esos cortos dos años, entre a la cancha, la recorrí, agarré un poco de pasto me lo metí al bolsillo, he vuelto y no he visto partidos del FAS.

¿Qué significaron las dos temporadas que jugó en FAS?
Significó la mayor aspiración de un jugador, que es jugar en primera división en un equipo grande como el FAS, significó los recuerdos más lindos del fútbol, he jugado en Newell’s Old Boys cuando tenía 17 años pero no llegué a jugar en primera, solamente en reserva; jugué en primera en partidos amistosos cuando tenía 18 años.

¿El fútbol antes era más difícil que en la actualidad?
Era más difícil pero más leal, cuando había un golpe, era por necesidad, por alguna contingencia del juego, pero ahora se pega por cualquier motivo y los árbitros actuales en general en todo el mundo, son deficientes, el fútbol de antes se jugaba mejor.

¿Su equipo favorito?
Newell’s Old Boys, yo no lo cambió por ninguno. “Mi esposa es fanática de ellos, está loca por ellos, no se pierde ningún partido”.

“El profesionalismo está venciendo a los sentimientos y por el dinero, no se juega con la misma garra y sentimiento que se jugaba antes”, añadió.

“Gracias a las familias Sandoval y Canjura, por toda la amistad que me dieron durante tantos años. Agradecerles porque cuando vine necesitaba mucho apoyo y cariño y la familia Canjura lo hizo conmigo, me sentí muy a gusto con ellos, lo mismo con el señor Sandoval Luna, su apoyo fue fundamental en mi estancia en El Salvador, esos recuerdos, los tengo grabados en mi alma”.

Por: Karen Iveth Cabrera

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