Buscando a una ancianita de 100 años, nos llevamos la sorpresa de encontrarnos a doña Isabel Alonzo Monches, paradita haciendo cuajadas y dándole forma a sus tradicionales y riquísimos dulces de leche, recetas heredadas por su madre, famosa cocinera de Metapán.
La familia Alonzo es reconocida por ser todas personas entregadas al trabajo honrado. Recuerda que cuando era una niña las iglesias ya existían, la alcaldía, el parque central y el que llamaban el parque del Calvario, donde luego fue construida la escuela Luz Gómez.
El pueblo comenzó a crecer a partir del parque hacia las iglesias, las casitas eran blancas ya que utilizaban la cal para pintarlas y lo demás eran potreros. El pueblo era pequeño y no contaban con luz eléctrica, por lo que utilizaban mecheros y candelas en las casas y en las esquinas de la calle colocaban en alto, grandes faroles (posiblemente de mecha) que encendían y donde los policías se apostaban a cuidar en la noche. Cuando llegó la planta eléctrica todo cambió aunque solamente les prestaba energía hasta cierta hora de la noche “la gran bulla de la gente cuando vino la planta eléctrica dice, todo cambió y en la noche con la bulla de la planta no se podía dormir, toda la noche el ploque, ploque, ploque, se desvelaba uno, pero no importaba, todo era mejor entonces.Los viajes se hacían por carreta o por tren y así poco a poco se fue mejorando y mejorando Metapán”.
Entre mil historias y anécdotas, la abuelita goza, ríe y en algunas ocasiones se muestra asustada cuando recuerda sucesos como la inundación del Río San José en 1936 y que aún permanecen en su memoria como que hubiera sido ayer, ya que en ese entonces tenía 27 años.
Relata que luego de la inundación había lodo y derrumbes por todos lados y la lluvia no cesaba. La gente no encontraba a donde ir a traer agua limpia, las aguas estaban como lodo y la gente iba hasta el río Pacheco para lograr agua para tomar y lavar. Le preocupa que ahora esa tragedia no se quiere recordar y las nuevas generaciones no la conocen porque la gente ha construido sobre el antiguo cause del río que algún día volverá para recuperar su camino dice angustiada.
Cuando llegó la cementera el pueblo creció más así como el comercio y poco a poco se comenzaron a pavimentar las calles ya que solamente las principales eran empedradas y las otras de tierra. “Cuando nosotros nos pasamos para acá, eran charcales, la gente no podía ni pasar”, dice.
Las personas desoladas no pueden creer el impacto de la inundación.
Recuerda también el incendio en la casa de Don David Posada y Emma de Posada, ahora el banco HSBC. “Yo trabajé muchos años con ellos, pero no pasaban en su casa porque se mantenían en su hacienda San Diego. En la casa solamente se quedaban los empleados, pero ese día todos salieron a sus casas y una vendedora de ropa que estaba enfrente se percató que estaba saliendo humo y cuando lograron ayuda para romper la puerta y entrar a sofocar el fuego, se prendió más y como allí era uno de los almacenes que surtía todo Metapán, había de todo y los cohetes estallaron y fue terrible, se quemó todo. Cuando lograron entrar dicen que encontraron oro y plata derretido en la alacena en grandes cantidades.
“Hubiera visto cuando vino el primer carro, que bulla de la gente. Lo trajo don Chema Pinto, el trabajaba en la planta eléctrica y todos los niños corrían detrás de el” esa fue una gran novedad”.Con todo lo relatado por Mamá Chabe se puede escribir fácilmente un librito para que todos conozcan lo lindo de este pujante pueblito a principios de siglo y antes y como ha ido desarrollándose.
Existen muchísimos datos y eventos interesantes, historias de personajes influyentes y políticos que cambiaron nuestra historia, muchos ya recopilados e impresos por don Carlitos Brito en su serie de libros patrocinados por FUNDACESSA, pero existen relatos que tienen que ver con las creencias populares: Cuenta que cuando Paquito, su único hijo varón era niño, había una pila cerca de su casa y se le apareció una mujer que haciendo ruido
Inundación del Rio San José en Junio 1936
iba llamando la atención del niño para atraerlo, pero el se asustó y salió corriendo y la mujer desapareció. Esa mujer era la Siguanaba y así cuenta otras anécdotas que tienen que ver con estos personajes de los mitos y leyendas como el Cipitío. Estos personajes los hemos leído y escuchado como parte de nuestro folclor pero es divertido, increíble e interesante escucharlo como vivencia.
Doña Isabel tuvo 4 hijos, 3 mujeres y un varón, 12 nietos, 31 bisnietos como Karen Mariela Velásquez de Hernández, actual secretaria del alcalde Juan Samayoa, y 8 tataranietos, todo un pueblo.Ellos le celebraron sus 100 años en la iglesia San Pedro y hubo serenata, quema de pólvora para agradecer a Dios por la alegría de tenerla con tanta energía y salud. La Misa de Acción de Gracias fue oficiada por el padre David Guardado, Párroco del pueblo. FIN